martes, 25 de septiembre de 2007

Un escenario inusual para la ópera

A estas alturas, la mayoría ya sabe de qué va un "reality show" donde las casas de discos buscan artistas con un buen potencial para el éxito, mientras que lo que se entiende como "gente corriente" busca una oportunidad para hacerse famosos.

Ahora vamos a suponer que alguien que trabaja en una tienda, un desconocido que nada más verlo ya se sabe de lejos que es una persona tímida, y sabiendo que sufrió burlas de pequeño que minaron su confianza en sí mismo, se presenta a uno de estos concursos. Para ganar. A que no tiene muchas papeletas a su favor.

Para complicarlo todavía más, supongamos que tiene que competir con otros participantes para conquistar a un público que desde luego no está acostumbrado a gustar de la clase de música que él canta. No es que la ópera sea precisamente muy popular entre el gran público.

¿Lo conseguirá? ¿Hará el ridículo? ¿Qué pasará?

Es una historia real, y aquí llega la respuesta.

Los jueces del concurso no ven nada especial, pero algo inesperado está a punto de ocurrir. El público lo recibe en absoluto silencio, casi apático. ¿Se ha equivocado de sitio? ¿Cantar ópera?





En un concurso en el que hay semifinales, y finales, hay que volver a subir al escenario. Y lo vuelve a hacer.






¿Quién es? Se llama Paul Potts.

¿Qué ha conseguido? Ha salido de un destino truncado para dedicarse al sueño de su vida, y sigue cosechando la admiración del público.

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