miércoles, 2 de agosto de 2006

Atraso urbano en Mogán - IV (Domicilio)

El municipio recibe dotaciones económicas procedentes de los impuestos generales a título de transferencias, y en razón de su población de derecho, que son los que tienen su domicilio en Mogán. A menos personas domiciliadas, menos ingresos por transferencias desde los impuestos generales. Mientras que la población de hecho, sumando el turismo y a las muchas personas que tienen su puesto de trabajo en este municipio -, y que necesariamente realizan una ocupación laboral aunque tengan su domicilio en otros municipios -, puede ser varias veces superior.

Esto significa que los buenos planeamientos irían orientados a presupuestar los equipamientos y los servicios urbanos para una población en número muy por encima de la que realmente tiene su domicilio en el municipio, es decir, que los ingresos por personas domiciliadas no llegan para cubrir los costes urbanos de la ocupación global, promedio y real.

Y este contrasentido, aunque no es el único factor a tener en cuenta entre los varios que se están considerando en esta serie de análisis, tiene su peso decisivo y una gran trascendencia a largo plazo, que además viene de arriba, desde la propia ley de haciendas locales que no presta la debida consideración en trazar la correspondencia entre este importante factor urbano local y sus consecuencias sobre la propia realidad, con una distribución más racional de los ingresos por impuestos generales que permita un suministro de recursos más acorde con estas necesidades urbanas locales de una ocupación real mucho mayor que la domiciliada. Es como si sólo se proyectaran carreteras a razón de un tráfico zonal domiciliado inferior a 5.000 vehículos, cuando el tráfico global, promedio y real es superior a los 15.000 vehículos diarios: congestión asegurada; es irracional.

No digamos cuando el estado general de los equipamientos y servicios urbanos locales repercute negativamente en la imagen que ofrece el municipio a sus clientes turísticos, porque en este caso ya se corre el riesgo de dejarles un mal recuerdo a los visitantes y perder atractivo como destino de vacaciones, perjudicando al municipio y a la economía general de la isla.

Ahora se puede considerar lo que podría llamarse la “mudanza domiciliaria”- o “redomiciliación escapatoria”, si se opta por una descripción más gráfica -, y de la que no se puede culpar a los ciudadanos. ¿Por qué tendrían que domiciliarse en Mogán las personas que han crecido aquí que quieren comprarse una vivienda si, según la zona y el nivel de lo que esperan en equipamientos y servicios a su alrededor, obtendrían muchas más facilidades y ventajas urbanas para sus familias cuando lo hacen fuera del municipio? Si se lo pueden permitir, su primera vivienda estaría en la zona más poblada, cerca de todo, y una vivienda para el fin de semana estaría cerca de donde crecieron.

Arguineguín y Vecindario son probablemente las áreas residenciales más densamente pobladas de Mogán y Santa Lucía, respectivamente. El nivel de los equipamientos en infraestructuras y de los servicios urbanos locales en Arguineguín es tan bajo si se comparan con Vecindario, que las personas están en todo su derecho de irse a vivir donde libremente lo consideren más apropiado.

¿Cómo se puede culpar a los moganeros que quieran, o no tengan más remedio que irse a vivir a Vecindario, donde la vida urbana residencial está mucho mejor equipada de infraestructuras y servicios urbanos que en Arguineguín, y dónde sus hijos encontrarán más oportunidades para ocupar su tiempo libre y desarrollarse? Las probabilidades de ir a la Universidad son mayores. Allí sí hay bibliotecas públicas, y de buen nivel, y más apoyos a la ciudadanía, y más centros culturales, y suficientes equipamientos para la vida urbana como para reconocerle a Santa Lucía el éxito del modelo de gestión urbana global que ha desarrollado, porque cuando en Arguineguín habría lugar para hablar de una “redomiciliación escapatoria”, en Vecindario, por contraste, se podría hablar de “bienvenida domiciliaria”, lo que les ayuda a mejorar los ingresos provenientes de los presupuestos generales como transferencias en razón del número de habitantes domiciliados.

No es que Vecindario sea perfecto, pero Arguineguín se queda muy atrasado en cualquier comparación entre ambas áreas residenciales en el nivel de los equipamientos y servicios urbanos al alcance de los ciudadanos. En cierto modo, Santa Lucía ha conseguido traducir para Vecindario el paradigma de una economía de escala para el número de personas domiciliadas, considerando como factor de ingresos una mayor población de derecho, porque al conseguir domiciliar a más personas obtienen más recursos para distribuirlos entre todos, beneficiando a los que ya estaban, gracias a la adición de los que han ido llegando. Un ejemplo hipotético: no sería razonable construir un polideportivo para una comunidad de tan sólo 100 familias, pero esas 100 familias lo tendrán más fácil para reivindicar su inclusión en el planeamiento de la ciudad si se domicilian otras 900 familias. Y así aumentan los equipamientos para el disfrute de todos. No tiene por qué acabar en masificaciones si se hacen buenos planeamientos urbanos. Al crecer su ocupación residencial, aparecen beneficios en cadena, porque se convierte en un objetivo para el establecimiento de zonas comerciales, se crean empresas que crean más puestos de trabajo y que generan más ingresos, más vehículos pagan el impuesto de circulación por personas domiciliadas, etc. Es decir, que al ganar por méritos propios la condición de zona residencial desarrollada le es más fácil proyectar más y mejores equipamientos y servicios urbanos para los ciudadanos.

Mientras que si los habitantes de Arguineguín se ponen a reivindicar bibliotecas municipales para su inclusión en el planeamiento de su ciudad, lo más probable es que tengan que pasarse años peleando con su ayuntamiento. Si en Arguineguín quieren ver mejorado un servicio de abastecimiento de aguas deficiente, también tendrán que pasarse años peleándose con su ayuntamiento. Y así, con muchas cosas.

Y aquí están los datos de estancamiento recogidos por la Federación de Asociaciones de Vecinos “La Fortaleza de Mogán” para Arguineguín:



Asunto: Casa de la cultura con biblioteca pública

- Reivindicada desde 1.996

- 10 años de atraso desde que la FAV comenzó la reivindicación.




Asunto: Resolver las grandes deficiencias en el servicio de abastecimiento de agua

- Reivindicado desde 1.992

- Lleva un atraso de 14 años desde que la AA.VV. "Las Lomas de Arguineguín" comenzó la reivindicación.


¿No es más fácil mudar el domicilio a donde no haga falta pelearse con el ayuntamiento durante años para obtener unos equipamientos y servicios urbanos más dignos?

Por supuesto que Mogán pierde con cada domiciliación que se escapa porque con ello disminuyen los ingresos por transferencias de los impuestos generales, ¿pero se puede culpar a los moganeros de que su ayuntamiento no los quiera lo suficiente como para ocuparse más de ampliar y mejorar los equipamientos y servicios urbanos a su disposición?

Los ingresos municipales ya son de por sí lo bastante ajustados como para no aprovecharlos mejor en un ayuntamiento que, por contra, si todavía no se ha hecho con el récord de mociones de censura y cambios de sillón de toda la democracia española a lo largo de todos estos veintipico años, no será porque le haya faltado mucho, y puede que todavía lo consiga. ¿Cómo le va a quedar tiempo para ocuparse de los asuntos más importantes de la vida urbana que realmente le interesan a los domiciliados en Mogán?

Los objetivos y prioridades que salen del ayuntamiento llevan muchísimos años sin coincidir con lo que el pueblo espera del desarrollo, que tendría que haber sido lógicamente mayor como debería corresponderle al ser el segundo mayor enclave turístico de esta isla, y no hay más que analizar los datos de atraso urbano en los que sigue estancado este municipio del sur, en contraste con este elevado rango como generador económico estratégico para la industria turística de toda Gran Canaria, y en contraste con otras áreas urbanas más desarrolladas con menos recursos de partida, para ponerlo en evidencia. Los desaprovechamientos de estas excelentes condiciones locales, continuados a lo largo de tantos años, podrían cifrarse en pérdidas multimillonarias sobre los costes de oportunidad en el desarrollo de los equipamientos y servicios para la vida urbana de los moganeros.

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